L
uiz Antonio Mameri, ex vicepresidente de Odebrecht para América Latina y Angola, se presentó el 13 de diciembre de 2016 en la sede de la Procuraduría General de la República, en Sao Paulo, Brasil.
En compañía de sus abogados, Mameri acudió voluntariamente para presentar su declaración como parte de su “delación premiada” con la justicia de Brasil.
Ante los fiscales Almir Teubl Sanches y Thiago Henrique Viegas Lins, renunció a su derecho a guardar silencio y aceptó que la sesión se grabara para ser incorporada en las declaraciones juradas que constan en el expediente del proceso penal 6655.
Su testimonio, ya en manos del Tribunal Superior de Justicia de Brasil, forma parte de las investigaciones del caso conocido como Lava Jato, la mayor investigación sobre corrupción en la historia de América Latina.
Los fiscales brasileños investigan la trama de corrupción en cuyo centro se encuentran el consorcio constructor Odebrecht y políticos de América Latina, comenzando por Inazio Lula Da Silva y decenas de presidentes, ministros, diputados e integrantes de la clase política de una decena de países del continente y de la África de habla portuguesa.
No es la primera ocasión en que Luiz Mameri rinde su testimonio. Lo ha hecho en al menos 20 ocasiones distintas por 20 casos en los que Odebrecht pago “propinas” o sobornos a presidentes, ministro y personajes políticos de relieve en la región y en África.
Mameri es un personaje que ocupa uno de los más altos rangos en la red de hombres de confianza de Marcelo Odebrecht, presidente y propietario de la empresa que lleva su apellido.
Desde 2008, luego de ir ascendiendo en el escalafón de la empresa, a Mameri se le asignó un poder casi ilimitado: autorizar o rechazar las peticiones para pagar los sobornos o compensaciones indebidas.
Cada que un director de Odebrecht consideraba oportuno y altamente productivo entregar dinero negro y financiar ilegalmente las campañas electorales de candidatos a la Presidencia, o entregar millones de dólares a cambio de la obtención de enormes contratos de obra pública, debían tocar la puerta de Mameri, un ingeniero civil nacido en Minas Gerais en 1955.
Marcelo Odebrecht ha confesado que su constructora entregó sobornos por un monto de casi 800 millones de dólares desde 2001. Y a Mameri le tocó coordinar y supervisar la entrega de varios cientos.
Ya fuera en Argentina, donde se entregaron 14 millones de dólares al ex ministro Julio de Vido; en Panamá, donde el ministro de la Presidencia y los hijos del ex presidente Ricardo Martinelli recibieron en conjunto 59 millones; en Perú, donde los testimonios hablan de millones entregados a los ex presidentes Ollanta Humala y Alejandro Toledo; o en Brasil, en donde millones de dólares se canalizaron a Antonio Palocci, el ex superministro de los ex presidentes Lula da Silva y Dilma Rouseff, por citar unos cuantos casos; en todos ellos Luiz Antonio Mameri aprobó el pago.
El no negociaba, pero sí autorizaba y daba las órdenes para que el Departamento de Operaciones Estructuradas, a cargo de Hilberto Mascarenhas da Silva, hiciese las transferencias y ejecutara los sobornos.
Su conocimiento de la maquinaria de sobornos que operó en toda 13 países de América Latina es de suma relevancia. Y el impacto de sus declaraciones ha sido demoledor en República Dominicana, Colombia, Argentina, Panamá, Perú, Argentina, Ecuador y Panamá, por ejemplo.
Hasta ahora 78 altos ex ejecutivos de Odebrecht han acordado sumarse a las delaciones premiadas. Pero sus testimonios no bastan para reducir el tiempo de cárcel o recibir condenas más benignas. Los delatores deben aportar datos y documentos que corroboren sus dichos, además de ayudar a revelar la estructura jerárquica de la organización criminal y su modus operandi.
La información que proporcionen también debe ayudar en la prevención de nuevos delitos y en la recuperación del producto del delito.
Si los colaboradores mienten o proporcionan información errónea, los potenciales beneficios se eliminan y el juez a cargo de la causa puede incluso aumentar las penas.
De hecho, aunque el acuerdo se establece entre fiscales y colaboradores premiados, el juez no está obligado a respetarlo y tiene la última palabra para determinar si la información proporcionada vale la pena y merece ser tomada en cuenta. Si no lo considera así, puede invalidar cualquier convenio pactado.
Información de calidad y susceptible de ser corroborada a cambio de una menor condena es la premisa de la “delación premiada”.
Como parte de la investigación, Luiz Antonio Mameri se presentó a rendir su testimonio sobre lo que él sabe en torno a la manera en que la empresa Odebrecht presuntamente corrompió a Emilio Lozoya, ex director general de Pemex y un hombre muy cercano al presidente Enrique Peña Nieto, a cambio de ayuda para obtener contratos de la petrolera estatal.
Cuando le preguntaron sobre este caso, respondió que él autorizó los pagos. Y hurgó entre sus archivos electrónicos para encontrar algunos los registros de las transferencias hechas a las cuentas de dos empresas offshore: Latin America Asia Capital Holding y Zecapan.
Ambas offshore son exactamente las que mencionó otro colaborador de la justicia brasileña: Luis de Meneses Weyll, el ex director de Odebrecht en México, quien asegura haber negociado directamente esos sobornos con Emilio Lozoya, en la propia casa de éste.
Las transferencias se hicieron, de acuerdo con los testimonios, cuando Lozoya era parte del equipo de campaña presidencial de Enrique Peña Nieto y, posteriormente, cuando era director general de Pemex.
Esto es lo que Luiz Antonio Mameri contó a los fiscales brasileños.
Luiz Mameri era el ejecutivo de Odebrecht que tenía la atribución de decidir si se pagaban o no sobornos a determinados personajes públicos en países de África y América Latina. Mameri se presentó a declarar el 13 de diciembre de 2016 ante la Procuraduría General de Brasil. Ese día habló acerca de lo que él sabe en torno a la manera en que Odebrecht presuntamente corrompió a Emilio Lozoya, ahora ex director general de Pemex, a cambio de que le ayudase a abrir paso a la compañía en el mercado mexicano. Esa no fue la única ocasión en que rindió testimonio. Mameri lo ha hecho en al menos 20 ocasiones distintas por 20 casos en los que Odebrecht pago “propinas” o sobornos a políticos o funcionarios.
* La información, los documentos y los videos fueron obtenidos por la organización mexicana Quinto Elemento Lab como parte la Red de Investigaciones Periodísticas Estructuradas, articulada por IDL Reporteros (Perú) e integrada por periodistas de La Nación (Argentina), La Prensa (Panamá), Armando Info (Venezuela), O Globo (Brasil) y Sudestada (Uruguay).
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